Cada día supone una nueva constelación de sonidos y voces diferentes para su bebé. En el hogar, los audífonos le permitirán que su bebé oiga lo que está pasando en su entorno relativamente tranquilo. Si pasa tiempo con su bebé en estas circunstancias, es importante reducir el ruido del ambiente que suponga una distracción tanto como sea posible, por ejemplo, apagando la tele y la radio, y manteniéndose cerca del bebé mientras habla.
Sistemas Roger
Mientras se realizan las tareas del hogar, como pasar la aspiradora o limpiar los platos, no es posible mantenerse tan cerca del bebé como para que la voz esté a una distancia óptima del micrófono del audífono. Del mismo modo, usted o el cuidador desearán salir a dar un paseo y, en estas situaciones, como una visita al zoo, las reuniones familiares, los paseos con el cochecito o las visitas al supermercado, el sistema Roger puede ser de gran ayuda. Estos sistemas inalámbricos transfieren la conversación directamente al audífono, de forma que no haya pérdida de calidad en los sitios ruidos.
Exposición a ruido
Una de las causas más comunes aunque completamente evitable de la pérdida auditiva neurosensorial es la exposición a sonidos excesivamente intensos. Los niveles altos de ruido pueden provocar daños permanentes o temporales en las células ciliadas sensoriales de la cóclea. Incluso los niños pequeños pueden estar expuestos a sonidos que podrían afectar a su audición. El ruido provocado por diversos modos de transporte (metro, tren, avión, motonieve, etc.) y por los electrodomésticos (equipo de música, herramientas eléctricas, cortacésped, secador, etc.) puede estar dañando la audición, en función de la proximidad a la fuente del ruido y del tiempo de la exposición. Asimismo, algunos muñecos pueden producir sonidos intensos y los niveles de ruido de algunos conciertos musicales pueden dañar la audición.
Controle el nivel de ruido al que está expuesto su hijo. Si debe subir la voz (gritar) para comunicarse, es muy probable que el ruido sea excesivo y dañino. Los pitidos en los oídos (acúfenos) tras la exposición a ruidos también indican unos niveles excesivos de ruido. Debe advertir al niño sobre los peligros de la exposición al ruido y el uso de protecciones para los oídos (tapones, orejeras, etc.) Cuando no disponga de protección para los oídos, simplemente bloquee el conducto auditivo con los dedos. Esto sirve para reducir el nivel de sonido que alcanza el tímpano. Obviamente, se debe proteger a los niños de una exposición excesiva al ruido siempre que sea posible.
Como padre, puede ejercer de ejemplo para su hijo. Cuando corte el césped o utilice herramientas o electrodomésticos ruidosos, utilice protección para los oídos e insista en que el niño haga lo mismo si se encuentra jugando cerca. Dichos hábitos cuidarán de sus oídos y de los de su hijo.